Eros, Vita, Lumen






ella
llevaba en su vestido
una muchacha en torno a la imagen de un libro
y el efluvio de un verano inalcanzable

así como la tarde
trajo la montaña de cielo
y el horizonte su traje de transparencia

ella
venía de un sol contagiado de frutas
de la constancia de frescura en las primeras horas de la mañana
del paseo en el parque sobre dos alas de silencio
y traía con el día su sonrisa de pequeña princesa
encima de las flores silvestres
en sus manos como un racimo de ternura







la mujer que amaba
no tenía forma
ni nombre ni sonido
ni maldad ni muerte ni tristeza
ella era el aire metafísico
que se respiraba
en las máquinas de vapor
en los sueños
era la constancia perfecta
que resplandecía en los parques de humo
o en la claridad narrada por la simbología de un ave
la mujer que amaba
no fue el embeleso apreciado en los sentidos
no fue la languidez que se sentía cerca del alma
ella era como un sol de madrugada
levemente amarilla y azul
expresada dentro del alma








ella es la rosa
que en mis manos se hizo inmarchita
y sin embargo
se ha desvanecido
cuando toqué su nombre
como una lámpara más
en el túnel donde atraviesa
el mutismo
su vieja luz como las velas encendidas
frente a una imagen milagrosa
así
hasta que el tiempo erija su estatua de pluma
de sonido en agua
he de esperar
en el contacto súbito con un siglo XXI
que me incita a olvidarla
pero hallaré su nombre
entre otras gentes que no tendrán su color
y su perfume











te he visto otra vez
detrás de ese silencio
sentada en un poyo de concreto
en el parque de un puerto súper
alado
te he visto
en la octava hora en que partían los barcos
y los marineros del tiempo se atragantaban
con el humo de sus cigarrillos
y esperabas el último velero
que surcaba las aguas de un mar mediterráneo
ah si sólo fuese la esperanza
la estancia en que orbitan los triángulos
o la razón del último frenesí
no habría en sueños navegado
veintiún grados latitud norte
hasta sentir el vértigo de un pez
que atraviesa los lindes de su vida





no fue su dolor
su tristeza
su sexo
o la delicada aptitud
con que tocaron sus dedos
el cuaderno de frágiles palabras
fue la perfección
de si misma
viva arquitectura de flor pez montaña cielo
varia inmensidad de horizonte
iluminado en fuego de rápidas mañanas
de canciones que se escuchan en las góndolas inmóviles
fue sólo ella
la que ocasionó la claridad en volúmenes de humo
la que dio forma
al poema que no tenía nombre
no fue nada de ella
sino su existencia



(en Solombo I)









ha venido de tan lejos
arrastrando sus ojos
y la lascitud de su pelo
sobre sus pies descalzos de harina

con la tibia mirada
se abrazaba al color de su piel de ciruela
y como una diapasón de ternura
se descolgaba del cielo

como una enredadera
se torcía en su transparencia femenina
y con sus dedos sutilmente
doblaba el día y la palabra

ha venido de tan lejos
de una estrella lejana donde habita su nombre
su perfume su sonrisa su sueño
sus manos sus uñas







el crepúsculo llega con su melancolía
la última gota de miel asciende hacia la tarde
un sol pequeño se entierra en tus brazos
una mariposa morena se descubre en tus senos

casi como el color de una fresa
se hala una primavera de besos
extendiéndose en el ropaje aterciopelado del silencio
y la quimera azul encendida sobre tu alma

a lo lejos añade el mutismo sus manos
en delicada artesanía elabora su vestido
y a tus pies erige de nuevo al día
con un sabor alegría que descubren tus sentidos







era la tarde 24
de un mes que desaparecía en las manos
que llovía su verano
su casa
su noche
y se arreglaba en un emparedado de sonrisas

y llegaste
como una primavera en un taxi rojo
con equipaje que arrastraba la melancolía gastada en tornasol
y vestías esa ropa diluida en una película de los 80
tenías el peinado como una sombra evaporada en la inconstancia
si
eras una muñeca de arcilla
con los pómulos sonrosados a té tibio









quiénes somos nosotros
los que patearon esta taza de café
los que escribieron sin saberlo
una página blanca que no había en nuestras manos

nosotros
que viajábamos en autobús
hacia direcciones contrarias
con un rumbo desconocidos por los pájaros
por las viejas clarividentes








estás allí como esperando la soledad de los días
sola
sola
estás allí en un parque silencioso y monótono
parada de modo perenne entre las estatuas del tiempo
sola
sola
hay nubes casi quebrán-_______________________
_____________________ dose al ritmo de tu pensamiento
c
a
y
e
n
d
o
y súbitamente tu voz surge en sílabas de deseo
pero estás allí parada en el parque
sola







los sueños
buscarán una nueva historia
que recorrerán otras calles
otros parques amueblados de miradas

traerá el viento el capricho del tiempo
y surgirá como pétalos de geranio
el estío de manos abiertas
de palabras
platicadas como vagidos en el oído

la rosa de los vientos
en la tarde del otoño
disecada en una pantomima
disfrazada de viejo arrebol
mostrará
como la primavera de trajes y colores
su estuario de líquida transparencia



(en Solombo II)







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